
Hoy muchas escuelas públicas no dictarán clases normalmente debido a un paro dispuesto por los auxiliares docentes en virtud de no ser incluidos en el asueto administrativo brindado por el Día del Trabajador Estatal.
El de hoy es el segundo paro que los auxiliares realizan en 11 días. El anterior fue el 16 de junio con motivo de solidarizarse con la situación ocurrida en la provincia de Jujuy.
Una vez más caemos en la reflexión sobre el derecho a manifestarse y reclamar que todos tenemos, pero es inevitable también reflexionar sobre el abuso de los gremios y su demostración de poder mal utilizado. Un poder que desde hace muchos años los gremios consiguieron en nuestro país pero que, al menos en esta ocasión, no es en pos del bien común o de la educación pública. No es una lucha por mejorar un sistema o hacer que las cosas cambien, sino, simplemente es poner a la vista de todos que unos pocos manejan el aparato educativo y hay un sistema que se los permite.
¿Acaso los vimos hacer paro manifestándose por la miseria que la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires les brinda a las escuelas públicas para cubrir el desayuno, la merienda y el almuerzo de los chicos? ¿Los vimos reclamar por la falta de ventiladores en verano o porque el dinero enviado para tal fin llegó a nuestro distrito a finales de marzo, casi cuando había que comprar estufas?
Desde hace un tiempo que la sociedad no acompaña este tipo de acciones salvajes que tienen como rehenes a los más chicos. Abusan de los beneficios que conlleva tener el trabajo que tienen por más que no les asignen el asueto cada 27 de junio.
Quizá va siendo hora de que las autoridades encuentren la forma de terminar con esta modalidad nefasta que atrasa y no tiene ningunas buenas intenciones.